La nave de los locos

La nave de los locos

Tras un año de los hechos citados en LA DANZA DE LOS LOCOS, ALEXANDER DANTON sigue ejerciendo de propietario de la casa Huxley, mientras el auténtico CHRISTOPHER HUXLEY aún desarrolla su papel de mayordomo, convencido por completo de serlo. Por entonces, llegan a la casa tres extraños individuos que resultan ser OSWALD HAROLDMEYER, antiguo compañero - que no amigo - de Danton, y otros dos presos fugados junto a Oswald del psiquiátrico Sunnyhome. Chantajearán a Danton con su expediente, a cambio de cobijo y comida.
Por otra parte, el inspector MEL ASTAIRE, aún no repuesto de las terribles visiones de falsos fantasmas y muertos vueltos a la vida, que azotaron sus sentidos en la villa, escapa de la casa de reposo en que se encuentra, al tener lo que se le hace una brillante idea. Su teoría es que si lleva a un cura a la casa de la que partió su mal y, a través de un exorcismo, la libra de sus fantasmas, él se verá a su vez libre de ellos. Así pues, parte hacia allá en compañía de un viejo cura, el padre LAWRENCE, experto en exorcismos, que gracias a su evidente senilidad le acarreará no pocos problemas.
Sumado a todo ello la aparición de RALPH FUCHGIBBONS, vecino de Huxley, al que conoce, si bien no aprecia. También llega a la finca ROBERT JONES, empleado de la constructora Humbleby & Asociados, para planear la compra de terrenos con varios hacendados de la zona para la construcción de un hotel de lujo.
Todo ello nos lleva a sospechar que el caos llegará de nuevo, pasito a paso, a la villa Huxley.

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